Aprende de un árbol. El ritmo de la naturaleza fluye y no tiene prisas; y nosotros, los humanos, cada vez tenemos menos tiempo. Hemos marcado un ritmo a la vida donde cada vez exigimos más y más rápido, nos cuesta pisar el freno. Porque parar o no hacer nada, es sinónimo de fracaso. Nos hemos convertidos en adictos de la velocidad. Escuchamos audios a 1.5, entrenamos en 15 minutos, queremos recibir un paquete al día siguiente y esperamos que nuestra pizza «de masa madre» llegue en 10 minutos a casa.
Para un momento. Esto no es vida. Este ritmo es antinatural.
Los árboles no tienen prisas. Un limonero no da frutos constantemente. La papaya no crece en todas las estaciones. Cultivemos la paciencia, el momento presente, disfruta de la pausa y pisa el freno un poquito. Hoy queremos compartir con vosotros, este fragmento del un texto de Julia, autora de nosequecenar que tanto nos ha inspirado:
«No hay nada en la naturaleza en crecimiento constante. Solo aquello creado por la mente humana es capaz de crecer ilimitadamente, pero tiene una sombra, son precisamente estas mismas creaciones las que están acabando con la biodiversidad, destruyendo el planeta y lo que más nos concierne: acabando con nosotros mismos […]
Necesitas del flujo de la vida, de las subidas y bajadas, del éxtasis y la calma. Creer que dejar de crecer es un fracaso es no haber entendido nada del milagro de la vida. Tómate un segundo para observar la naturaleza. Las raíces, que se toman años en profundizar antes de que el árbol pueda crecer en dirección al sol. Las hojas, que nacen y mueren cada año, atendiendo a cómo el medio puede proveerlas. Los frutos, que requieren de tanta energía y nutrientes que se dan solo una vez al año, en algunas especies incluso únicamente cada cuatro años. Porque la naturaleza sabe del esfuerzo que requiere ofrecerse a sí misma en su totalidad. La entrega. Porque dar frutos cada mes sería matarse a sí misma.»
No te olvides, aprende de un árbol. Riega la semilla que llevas dentro, cultiva tus sueños y cosecha los mejores momentos de la vida. Pero despacio, la naturaleza no tiene prisas.